Sin embargo, es indudable que esto representa otra mancha en la imagen de un candidato que parecía impecable y invencible hace unos meses. No es justo, pero es la realidad. Y aunque no nos diga mucho sobre la capacidad de Peña Nieto como ejecutivo, este escándalo a medias sí nos brinda otra lección política: las campañas presidenciales son completamente diferentes a cualquier otro desafío político. Las investigaciones en el pasado de los candidatos son más a fondo; la atención diaria es más abrumadora; las preguntas de la prensa son más y más detalladas; el estrés es más constante. Antes de que pase por todo eso, es casi imposible ver de lejos quien está a la altura de las exigencias. Algunos aspirantes que parecen ideales antes de arrancar el proceso no lo son.
Peña Nieto (junto con su equipo) ha hecho un trabajo de maravilla en aprovechar a los medios durante los últimos seis años y pico. Siendo un personaje altamente conocido, atractivo, experimentado, y no panista, parecía el hombre ideal para las circunstancias actuales. Pero entre los Tuits de su hija, su falta de conocimiento sobre el precio de tortillas o el salario mínimo, la alianza fracturada con Panal, sus vínculos con Humberto Moreira, y varias vergüenzas más, ahora queda claro que un candidato ideal no es.
Thursday, February 2, 2012
Peña Nieto's Imperfect Candidacy
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