Por eso hemos visto un discurso notablemente tranquilo hasta el momento. No le ha dicho “chachalaca” a nadie ni ha callado a ni un rival. La palabra “mafia” —anteriormente una de sus etiquetas favoritas para sus adversarios—no ha aparecido en los comunicados de su campaña desde Septiembre. Anunció que tres figuras con reputaciones muy buenas aún afuera de las filas de la izquierda—Rogelio Ramírez de la O, Juan Ramón de la Fuente, y Marcelo Ebrard—tomarían puestos claves en una administración suya.Y, más curiosamente, el ex gobernador del DF ha hecho hincapié en la importancia del amor en la vida pública. Apostar por el amor como parte clave en una campaña presidencial puede o no resultar una decisión acertada, pero sí es extraña, ya que el amor es probablemente la emoción menos vista en la política.
La jugada, pues, es clara: hacerse el moderado por siete seis meses más, lograr que desvanezcan las memorias de López Obrador mandando las instituciones al diablo, y ofrecer un programa centrista. Esta estrategia demuestra una buena comprensión de los deseos del electorado, y puede tener un efecto en la percepción popular del candidato de la izquierda. Según el mismo reporte de Mitofsky, las opiniones negativas de López Obrador bajaron nueve puntos de febrero a noviembre del año pasado.
Sin embargo, ahora la pregunta más importante no es si tomó la decisión correcta en diseñar su estrategia, sino si será suficiente un simple cambio en su discurso. Es decir, López Obrador está haciendo lo más que puede con las cartas que tiene, pero los obstáculos que le impiden están muy fuertes.
Wednesday, January 4, 2012
More on AMLO's Swing to the Center
New piece from Este País:
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment